Hola, buenos días,
esta publicación va dedicada a mi padre,
que falleció el 3 de diciembre de 2017,
y ha sido el motivo de mi ausencia en mis blogs en estos dos meses.
El 4 de noviembre entramos en Urgencias sin imaginar lo que iba a
suceder, ese mismo día fué diagnosticado de un cáncer de pulmón
en estado ya muy avanzado y sin cura, un mes más tarde moría
dejando un vacío muy grande y un dolor inmenso.
El mes de noviembre estuve apartada del ordenador porque mi tiempo
era para acompañarlo en el Hospital en sus últimos días, fué un mes
muy duro sabiendo que le quedaba poco y que de un momento a otro
se iría, pero peor todavía fué el día que murió, los días siguientes
y todo el mes de diciembre porque dicen que el tiempo todo lo cura
pero cuando el dolor produce una herida con una cicatriz tan grande,
esa cicatriz es imposible curarla, nunca se cura.
Es dificil expresar con palabras el dolor que se siente.
Quienes me conocen bien saben que no explico nunca cosas de mi vida
personal ni en mis blogs ni en mis redes sociales, pero después de dos
meses de ausencia y de muchísimos mensajes y correos de las personas
que me seguís en este blog, siento que os merecéis una explicación,
por ese motivo y porque le quiero dedicar a mi padre esta publicación,
son los motivos que haciendo una excepción con esto, he decidido
publicar esta parte de mi vida.
La vida sigue, si, y voy a volver con mis blogs, mis cosas, porque sé
que mi padre lo habría querido así, no porque tenga ganas, que no las
tengo para nada, ahora toca aprender a vivir con su ausencia y con
ese trocito de mi corazón roto porque él ya no está. Así que pronto
volveré por aquí con más recetas, por mi padre.
Para ti papá, que ahora eres un ángel más en el cielo, una estrella
que me guía, quiero decirte desde aquí que siempre te querré, que
nunca te olvidaré y que siempre te llevaré en mi corazón, hasta el
día que yo muera. Te quiero.
Rosa Angel.
Podría decirte mil cosas que se me han pasado por la mente mientras leía este post pero no encuentro las palabras adecuadas. Ninguna de las que he escrito hasta ahora (y he borrado al momento) se acerca a lo que en realidad me gustaría decirte.
ResponderEliminarSólo una cosa. El tiempo no cura. Lo sé porque lo he comprobado. Lo que hace es enseñarte a buscar un hueco al dolor en esa... maletita (por ponerle un nombre) que todos llevamos. Esa en la que atesoramos nuestros recuerdos. Los buenos y los malos porque, al fin y al cabo, todo eso es vivir.
Un abrazo enorme, Rosa. De esos de oso.
Son tan bonitas tus palabras y a la vez tan ciertas, que me gustaría saber quién eres, aunque por el abrazo de oso puedo sospecharlo, no estoy completamente segura.
ResponderEliminarSeas quién seas, agracederte enormemente este comentario tan bonito, gracias por comprender mi dolor y por tus sabias palabras.
Otro abrazo grande, también de oso, y muchos besos.